La pregunta clave es: ¿qué preferís que te teman o que te amen? ¿Qué te amen? Por eso te lastimaron y no podés olvidar el daño que te hicieron.
Las mujeres tenemos un gran miedo, el miedo a no ser queridas, por eso todo lo que hacemos es para que nos quieran, las semillas que sembramos son porque queremos cosechar amor, por eso siempre estamos esperando que nos devuelvan amor y muchas veces aclaramos: “A mi no me interesa el dinero, sólo quiero que me amen”.
Cocinamos para que nos amen, hacemos un sacrificio para que nos amen, damos algo más a los hijos y en el fondo todo es para recibir amor.
Y la consecuencia de cada semilla plantada con esa motivación es:
1- Que te vuelvas sumisa y aceptes la manipulación de cualquiera.Porque cuando una persona ve que necesitas sentirte amada va a manipularte.
2- Desvalimiento: “pobre de mi”, “pobrecita”, “no me dieron”, “no se fijaron”, “no me creyeron”, “me dejaron sola”, “me dejaron abandonada” y te transformarás en una mujer débil manipulada por los demás.
3- Enojo permanente: cuando no recibís lo que querés vivís permanentemente enojada y especialmente cuando te maltrataron, te dañaron y no podés olvidar lo que te hicieron.
Para que nadie más vuelva a lastimarte aunque quiera, las mujeres tenemos que actuar estratégicamente.
No podés vivir diciendo:”Y… voy a ver que responder” o “cuando se presente la situación veré qué hago”. Debemos analizar una estrategia en nuestra manera de actuar, para eso:
Tomar poder. Y no es estar por encima de otro, no es retar a los demás y decirles que eres superior, tomar poder es perder el miedo a no ser querida porque el miedo te hará dependiente de los demás.
Alejandra Stamateas
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