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sábado, noviembre 12

CÓMO CERRAR TEMAS INCONCLUSOS POR BERNARDO STAMATEAS


CÓMO CERRAR TEMAS INCONCLUSOS POR BERNARDO STAMATEAS
Las situaciones inconclusas son aquellas experiencias que quedan abiertas, y en las que nos quedamos enganchados con algo o alguien poniendo toda nuestra energía emocional, espiritual y que siguen lastimándonos.
La persona que recuerda permanentemente un tema determinado o un individuo, es porque le produjo una herida que le sigue generando angustia y emociones intensas.
Cuando Dios cierra el pasado, el presente se abre y el futuro se acerca.
Emoción es la agitación del ánimo, ya sea por un recuerdo, una idea o conmoción orgánica, por algo que nos dijeron o una circunstancia que activa el ánimo.
Dios nos creó con emociones para sentir, de lo contrario seríamos robots, pero
no debemos confundir emociones con fe.
La emoción está en la mente, la fe en el espíritu. Nos expresamos mal cuando decimos: “Yo siento que tengo fe”, porque la fe no se siente, se cree.
Dios nos pone al nacer emociones en la mente y fe en el espíritu, por eso no tenemos que pedir fe sino que sea aumentada la medida que se nos otorgó.
La fe crece y se alimenta oyendo la Palabra de Dios. Fe es para ser creída, emoción sentida, p or eso no importa si “no sentimos nada.”
La fe está en el espíritu, en lo más profundo del ser, Jesús dijo que es como un grano de mostaza que hay que sembrarlo para que crezca si no será ahogada por la emoción.
Las emociones negativas ahogan la fe.
Hay una bacteria llamada estreptococo, que ataca la garganta pero si se aloja en el corazón o en los riñones los pulveriza, por eso en el momento en que se detecta, los médicos la combaten inmediatamente.
Haciendo un paralelo, cuando la emoción está en la cabeza se puede medicar pero si baja al corazón, lo destruye. (¡Mirá lo que me hizo! ¡Cómo me pasó esto! ¡No puede ser! ¡Lo voy a matar!) El miedo o enojo, es el estreptococo emocional alojado en el espíritu.
Para que la emoción no baje al espíritu:
1° Debo esperar que pase.
Cuando hay una emoción fuerte, enojo, tristeza, miedo, debemos esperar que transcurra; no tomar decisiones, no hacer, ni hablar, porque cuando estemos tristes, por ejemplo, hablaremos tristeza.
Todas las emociones son pasajeras y no pueden controlarse con la voluntad porque se crearon para ser sentidas.
2º Controlar las acciones para crear nuevas emociones.
No podré manejar mis emociones pero
sí accionar para generar otras positivas y experimentar lo nuevo.
Si estamos tristes no sirve repetir: “No estoy triste, no estoy triste”, debemos controlar nuestras acciones y crear algo positivo porque
todo lo podemos en Cristo .
Lo positivo siempre vence a lo negativo.
Dios es más fuerte que el diablo, la luz más intensa que la oscuridad, la salud más que la enfermedad.
Abraham tomó a Agar, la sirvienta de Sara, y le engendró un hijo, pasaron catorce años y Sara quedó embarazada.
Un día Sara le dijo a Abraham que despidiera a la sirvienta con su hijo, y Abraham así lo hizo: le dio pan, agua, un beso y la envió al desierto.
Cuando Agar vio que el agua se había terminado, empezó a llorar, se sentó debajo de un árbol apartada de su hijo, y expresó:
No quiero ver cuando él muera de sed .
El niño también lloró, entonces Dios oyó su llanto y le dijo a la mujer:
“¡Levántate!, toma la mano de tu hijo.”
Le dijo Agar primero tenés que accionar, no podés manejar tu dolor porque te echaron, te engañaron, te maltrataron, te hicieron un hijo y fueron injustos; no podés manejar el miedo, la vergüenza, pero podrás hacer algo nuevo, tomar de la mano tu sueño.
No podemos solucionar lo que pasó, pero sí hacer que pasen cosas nuevas, tomemos la mano del sueño y ocurrirá lo positivo.
Agar fue pasiva, siempre esperó que otros hicieran por ella y cuando Dios irrumpió en medio de su dolor, le dijo: “Ahora vos empezarás a accionar y tomarás tu sueño de la mano. No esperes de los demás, hacé crecer lo que te di hasta ser la mejor.”
El hijo de Agar llegó a ser un experto en arquería y Dios lo vio crecer.
No le dijo: Haré una gran nación, te daré agua, mostraré una fuente, haré crecer a tu hijo, sino le dijo:
Tomá su mano.
Dios verá crecer tu sueño hasta su máximo nivel, por eso accioná positivamente.
3° Hablar fe.
Todo lo que pisamos nos pertenece, está bajo nuestra autoridad, Dios puso todo debajo de los pies de la iglesia. Le dijo a Agar:
Ya te había dicho que haría de tu hijo una nación grande, deja de llorar y habla lo que te hablé.
La tierra no le pertenece a Satanás que es un usurpador, no tiene título de propiedad, porque la tierra es de Dios y la puso para que la iglesia la gobierne.
Satanás es el príncipe de los aires y si manejamos los aires tendremos la tierra, y Satanás lo sabe.
Los aires son la atmósfera, los medios de comunicación, las palabras, lo que se dice, y Satanás sabe que si gobierna lo que se declara tendrá autoridad sobre la tierra. Por eso, si la iglesia sabe lo que dice tiene autoridad, debemos hablar fe, declarar los dichos de Dios aunque estemos mal. Si Dios dijo: “ Haré de ti una nación grande y tus hijos estarán en la casa del Rey ”, debes confesarlo, Dios hará algo nuevo y tu futuro será distinto.
En el Antiguo Testamento había promesas, pero en el Nuevo Testamento hay herencia, un pacto.
Jesús murió y dejó todo a tu nombre, debes confesarlo, todo lo que te prometió se cumplirá, debes hablarlo porque la fe se confiesa con la boca.
Dios, antes de hacer algo, habla: el mundo estaba desordenado y vacío y Su palabra lo ordenó.
Si tu mundo no está ordenado, declará con tu boca: “Mis hijos saldrán de la droga”, “Los que me maldijeron se caerán”, “El trabajo prometido estará”, “El coche vendrá a mis manos”, “Me regalarán la casa.”
Antes era promesa, hoy es testamento.
Satanás se apareció a Jesús en el desierto y le dijo: Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan.
Jesús respondió: Escrito está, no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de Dios.
El diablo lo llevo al pináculo del templo y le dijo: - Tírate .
Y Jesús le dijo: -
Escrito está .
En las tres oportunidades en que le habló, el diablo le cambió de tema porque cuando le contestamos correctamente no puede mantener un diálogo.
Aprendé a hablar. Si los planes cambian no significa que el sueño será abortado porque el sueño que está en tu corazón es el propósito. Los caminos para llegar pueden cambiar pero el sueño no se negocia.
Agar se había ido y Dios se le apareció:
¿Qué hacés Agar? Vuelve por debajo de la autoridad de Sara, porque yo te dije que haré una nación grande de tu hijo y no te dejaré salir hasta entrenarte en todo.
Agar volvió porque tenía que aprender a hablar el lenguaje de Dios.
No importa si se cambió el plan,
Dios no cambiará el sueño.
En el mismo lugar donde Satanás quiso destruir a Agar, Dios le abrió los ojos y le mostró una fuente de agua.
El lugar de tu peor derrota, será el mejor día de tu victoria.
En el mismo lugar que toques fondo, Dios te mostrará alternativas nuevas, te dará agua fresca y dirá: “Yo estoy en las buenas y en las malas, no te dejaré, tomá lo que te di y lo haremos crecer juntos hasta que sea como te lo prometí.”
1- La primera emoción de Adán fue el miedo.
Se escondió, se tapó, se hizo un delantal. Dios le dijo: -¿Adán dónde estás? Respondió: -Tuve miedo y me escondí.
Tuvo miedo de Dios, de la fuente del amor, tuvo miedo de lo bueno, de su éxito, de la abundancia.
Eso es, lo que nos hace tener miedo, huir de la promesa, alejarnos de Dios, escondernos de la victoria.
¡No tengamos miedo al éxito! Debemos permitirlo, acercarnos al Señor porque Él es nuestro éxito, no alejarnos de las cosas buenas que nos ha prometido.
2- ¿Quién te enseñó que estabas desnudo?
Antes Adán estaba desnudo pero no lo veía pues la gloria lo cubría, pero alguien le metió palabras estúpidas y le hizo tener miedo de Dios.
Dios está para darnos una nueva oportunidad, ¿te permitirás triunfar, tener éxito y avanzar?
Leí que nadie se muere ahogado, la gran mayoría de los que se ahogan es porque muere de miedo y eso les produce un paro cardíaco. Cuando fueron revisados, muchos no tenían suficiente agua en los pulmones como para morir, pero el miedo a morir hizo que se ahogaran.
Cuando uno no sabe nadar, patalea, pega, y toda la energía que puede usar para salir, la usa para hundirse, porque así es el miedo.
El miedo es fe en reversa, fe en lo malo. Y fe es creer lo que Dios nos prometió.
Agar salió del lugar y se puso a llorar, el niño gritó y Dios irrumpió en escena diciendo: “ Agar tómale de la mano, empezarás a hacer algo por vos. Hasta ahora te mantuvieron Abraham y Sara, te dieron casa, trabajo, te cuidaron, pero aprenderás a tomar tu vida en autoridad; te prometí que el niño iba a crecer y sería una nación grande, y lo cumpliré.”
Cuando oyó decir eso, ella abrió los ojos y dijo: Yo sé que sos el que me ve .
Y el niño fue arquero. Un arquero es alguien que ve y usa las manos, dos cosas que su mamá le impartió.
Todo lo que impartamos a nuestros hijos y a nuestros sueños tendrán nuestra marca, la de nuestra fe que se transmite.
Pablo le dijo a Timoteo: “Tu mamá y abuela te criaron y te pasaron su fe”.
Dejarás una huella en los tuyos y los sueños tendrán tu identidad.
Nunca te compares con nadie, no trates de hacer las cosas como otro, porque lo que Dios te dijo tendrá tu sello espiritual y las revelaciones que te impactaron pasarán a tus hijos, tu familia, y los hijos de tus hijos por mil generaciones.
Para Agar el odre, la fuente de agua, siempre fueron Abraham y Sara, pero tuvo que morir a la dependencia de ellos para entender que su fuente era Dios.
Cuando las emociones negativas nos atan a una persona o a una situación, nuestra fe se ahoga y si no funciona, en el Reino sin fe nada funciona.
Durante años la iglesia en Argentina y Latinoamérica perdió tiempo reprendiendo al diablo, (no digo que no hay que hacerlo cuando haya necesidad), en vez de mirar para adentro y descubrir que éramos nosotros los que abortábamos nuestra fe con situaciones y gente del pasado y que debíamos cerrar.
Hoy Dios te dirá: ¡Basta! Ese tema se terminó, debes cerrarlo.
Todo Israel lloró cuando Moisés se murió, lloró Josué que era un niño, discípulo del mentor, y Dios se le apareció y le dijo: Josué, ya está, Moisés se murió, se terminó.
Mucha gente tiene situaciones que debe cerrar, punto y basta, clausurar, finalizar.
Perdonar, soltar para cerrar el pasado.
-Hay gente que aun lucha por cosas que debe soltar, y no lo pide por fe sino por miedo, porque no cree que Dios pueda darle algo más grande, y está llorando porque lo echaron del trabajo anterior pero por miedo.
-Hay gente que tiene que desatarse y soltar gente de su vida, situaciones, historias, porque lo que viene siempre será mejor.
-Hay gente que tiene que cerrar situaciones del pasado, hay cosas que nunca dijeron, palabras que quedaron guardadas; perdieron familiares a los que les hubiese gustado decirles cosas que nunca le dijeron, y deben sacar esas palabras para cerrar el tema porque le produce angustia y esas emociones le ahogaron la fe.
-Hay gente que fue bendecida y jamás dieron las gracias y Dios dice: Hoy tenés que decirlo: “Señor yo bendigo a “tal persona” porque estuvo conmigo en determinada oportunidad.” También debes cerrarlo.
-Hay cosas para clausurar, personas para desatarse y situaciones que quedaron guardadas debemos cerrarlas porque Dios nos acompañará en la próxima etapa y creceremos juntos, en el presente y futuro.
Abraham y Sara deben quedar atrás, el pasado se tiene que cerrar.
Lo que Dios puso en tus manos va a crecer, tu futuro va a ser de gloria, serás un experto arquero, todo lo que Dios ha puesto en tus manos alcanzará el nivel de excelencia. En medio del desierto Dios va a abrir agua fresca, visión nueva, y te la dará para que la transmitas a los demás y quedarán marcados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY BUENO, ME SIRVE MUCHO!!!! LOS BENDIGO!