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viernes, octubre 28

Cómo atravesar la zona de riesgo POR BERNARDO STAMATEAS

Cómo atravesar la zona de riesgo POR BERNARDO STAMATEAS
Marcos 4: 35-41

¿Qué cosas te gustarían hacer y que nunca te animaste?  Para realizar nuestros sueños y alcanzar el éxito debemos salir de la zona de comodidad y atravesar la zona de riesgo.
La  zona de comodidad es lo conocido, lo que sé hacer, lo que tengo, manejo, mi hábitat, donde sé cómo moverme, qué hacer y que no, donde tengo el control de todo.
Los que llegaron al éxito es porque se animaron a salir de lo que sabían, para alcanzar lo que no tenían.  No hay manera de alcanzar tus sueños sin pasar por la zona de riesgo.

Un perverso inventó que los latinoamericanos somos vagos (holgazanes)y es una gran mentira. El argentino es un gran trabajador; hombres y mujeres se levantan a las cinco o seis de la mañana, toman un tren, viajan como sardinas. Trabajan diez, doce, quince horas, por ejemplo un taxista sentado al volante por largas horas. Estas personas no llegan a lograr sus sueños (no por falta de capacidad) porque les da pánico salir de la zona de confort, por eso hacen siempre las mismas cosas, se visten igual y tienen los mismos hábitos y conceptos.

Riesgo es hacer las cosas sin saber el resultado final. No nos gusta correr riesgos, porque no tenemos la certeza de obtener lo que  queremos.  Descubrí que la gente exitosa siempre atravesó una zona de riesgo y obtuvo sabiduría para los momentos difíciles.
Todo es lindo cuando Jesús multiplica los panes y los peces, pero difícil cuando sube a la barca y dice: "pasaremos al otro lado y atravesaremos la tormenta".

Seis cosas para atravesar la zona de riesgo:
1-Hacer del error mi mejor amigo.
Benjamín Franklin dijo: "Todo lo que duele, enseña".
Si al equivocarte lloras, el error es tu enemigo, pero si te deja una enseñanza y lo usas como trampolín hacia el éxito, es tu mejor amigo.

Nadie llegó a ser excelente o bueno excepto a través de muchos errores.
En la zona de riesgo, el error es una oportunidad de aprendizaje.
Mucha gente se frena y no avanza por miedo al fracaso. No te apresures a decirte fracasado si algo salió mal, fracasado es el que no sabe para qué vive, ni para qué está en la tierra.

No permitas que un error se haga estigma.
-Jesús estaba con diez mil que tenían hambre, y el apóstol Felipe le dijo que los despidiera porque no tenían para darles de comer. Temían por el hambre de los demás.
-Jesús les dijo que fueran al barco y vino la tormenta, entonces tuvieron miedo.
-Cuando Jesús detuvo la tormenta, tuvieron miedo.
Hicieron del error su estigma y siempre tenían miedo por algo.
El error es circunstancial, no permanente.

2-Voy a correr riesgos inteligentes
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La gente tratará de llevarte a su lugar de comodidad, hacia lo que conoce y domina, pero  Dios te empujará a la incomodidad.
La gente tratará de estigmatizarte: liberal, conservador, evangélico, carismático, poner un rótulo y encasillarte, pero Dios te meterá en medio de la tormenta para correr riesgos inteligentes -no solamente para vencerlos- sino para alcanzar la meta.

Hay gente arriesgada que asume cualquier peligro pero no le sirve para alcanzar su sueño; el riesgo debe ser de Dios para alcanzar el propósito.
Hay personas, situaciones, desafíos, tormentas por atravesar que te llevarán al otro lado, donde está lo prometido.
Dejá que Dios guíe tu barco en medio de la tormenta.
A punto de descubrir el rayo láser, su investigador se  quedó sin carbón y antes de que se le apagara el horno fue a su casa, quemó las sillas, mesa, todo, porque estaba al borde del descubrimiento.

Si Dios tiene que empujarte a quemar todo, con tranquilidad, sé sabio y corré el riesgo para lograrlo tu sueño.
Nunca te preocupes por la imagen. Cuando el foco está en la imagen, en el ego, estarás pendiente de cómo te ve la gente o qué piensan de vos y el potencial que Dios te dio no funciona. Pero si te concentrás en el propósito y no te importa la imagen sino sólo el resultado lo liberarás.
No importa que te digan fracasado, o se burlen de tus errores, vas camino al sueño y pisarás tierra firme, recibiendo los mejores milagros.
3-No expliques las cosas de Dios.

En la zona de riesgo no aclares lo que Dios hace en tu vida.
Cuando el Ángel se le apareció a María le dijo:"Muy favorecida, el Señor está contigo, darás a luz un hijo y le pondrás su nombre Emmanuel".
Estaba embarazada del Espíritu Santo y ¿cómo se lo decía a José? Él quiso dejarla secretamente y el Ángel, de noche, lo convenció.

Nunca pierdas tiempo convenciendo a los José de lo que Dios ha puesto dentro de tu vientre, no lo entenderán, sólo cuando el Espíritu traiga revelación podrán hacerlo.
Gente buena te acompañará a tierras lejanas y Dios los usará para librarte de Herodes  y no estarás en su estadística de muerte. Parirás el sueño de Dios.
Los amigos no necesitan explicaciones y tus enemigos no se la merecen.
4- Voy por nuevas revelaciones.

Después que dieron de comer a los diez mil, Jesús saludó a todos, subieron al barco y les dijo algo nuevo: "Pasemos al otro lado".  Y cuando vino la tormenta, ellos se olvidaron de lo que les dijo.
Enseñanza: lo que el Señor dijo que hará, será. No importa la tormenta que se levante, ni los enemigos en tu contra, si Dios dijo: "Por sus llagas estás sano","Te daré abundancia en todo", "Todo lo podés en Cristo", "Irás de Gloria en Gloria", así será.

La tormenta tiene una voz y Jesús se despertó y la acalló.
Cuando Dios te dé una palabra, una revelación, una promesa, un texto bíblico, siempre habrá una voz opositora que se levantará para invalidarla, tenés que acallarla y nunca obedecerla.
Silenciá la voz opositora de tus papás, de los religiosos, de lo que vos mismo te dijiste, declarando lo que el Señor te dijo.
 "Pasarás al otro lado", "Todo lo que hagas te saldrá bien", "Todo lo que pises será tuyo", "Caerán miles y diez miles más a ti no te tocarán", "Tranquilo, estoy manejando el barco, llegaremos a destino".  Cuantas más tormentas calmes, más fácil será obedecer la voz de Dios.
Oímos la voz de la tormenta, de la enfermedad, que parece que grita más y por eso no le creemos a Dios.  Goliat gritó cuarenta días, de mañana y de tarde: "Si hay alguien, que venga a pelear". Si era tan valiente, ¿por qué grito? El que grita no es "valiente". El diablo tratará de hacerte creer que su fuerza está en su tamaño pero está en su voz.
Si nos enamoramos del Señor ninguna otra voz nos cautivará, será rectora de nuestra vida: "Yo estaré contigo y todo saldrá bien".  La fe necesita una voz legal para operar. Jesús declaró. Nunca más ores para adentro, usa tu voz para declarar la Palabra porque la fe necesita una voz audible para crecer.
5-Debo cambiar mi percepción en medio de la zona de riesgo.

Fe no niega la realidad, el problema es tal cómo lo vemos. Dios no niega la realidad y en Cristo vemos con sus ojos desde su perspectiva. Naturalmente vemos de acuerdo a los sentimientos, al cambiar la percepción, cambia el conocimiento.
Israel se paró antes de entrar a la tierra, dijo: "Hay gigantes". Era una realidad, pero el problema no era cómo lo veían sino como se sentían. Dijeron: "Y nosotros parecíamos langostas".
La fe no niega a los gigantes, pero sabe que, en Dios, vencerás. La gente no entiende, dicen que te cambiaron la mente o lavaron la cabeza, pero es que empezaste a ver con la mente de Cristo, ya no como circunstancia eterna sino temporal.
6- Antes de pasar por la tormenta, se me impartirá  lo nuevo del Señor.

En la tormenta es muy difícil aprender. Realizar cambios en momentos de presión son las peores decisiones, la mejor manera es estar tranquilos y salir de la zona de comodidad.
Jesús se levantó, calló la tormenta y dijo: "Hombres de poca fe, todavía no tienen fe".
En la secuencia de los milagros hechos por Jesús, vemos que no fueron por las personas en sí, sino para enseñar fe a sus discípulos. Cuando Dios da una palabra es para que crezcamos en fe y la apliquemos. No sirve de nada leer diez libros, la Biblia y no aplicar nada.
Recordá tu última victoria en el Señor y aplícala en la próxima prueba.
Valorá lo que Dios te enseña; nadie podrá acompañarte en la próxima tormenta, sólo el Señor.
Hay tormentas que esperan la voz del Padre a través de tu boca. Dios no te explicará lo que vendrá; estará contigo pero allí no hay tiempo para aprender. En bendición Dios te enseñará, en crisis te impartirá. Cuando estamos bendecidos, Dios nos da palabras para que guardemos y decretemos en la prueba. Pero en la prueba, impartirá sobrenaturalmente lo que necesitemos sin pasar por la enseñanza.
Lo hará de pronto, y de repente tendrás la fuerza, la autoridad para vencer.
Pablo le dijo a Timoteo: "Activa los dones que te impartí".

Si Dios esperara enseñarnos todo moriríamos en la mitad de los logros. Por eso alternó un método divino: algunas cosas las enseña y otras las imparte.
Muchos encontraron fe de pronto, tuvieron sueños grandes, se vieron amando al Señor con todo su corazón y pensaron: ¿Cómo vino esto? Fue la impartición del Espíritu de Dios.
Dios te llevará a la paz. La tormenta pasará y la paz de Dios será tu herencia en el nombre de Jesús.

Reír es arriesgarse a parecer un tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
Hacer algo por alguien es arriesgarse a involucrarse.
Expresar sentimientos es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.
Exponer tus ideas y sueños es arriesgarse a perderlos.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
Esperar es arriesgarse a la desesperanza.
Lanzarse es arriesgarse a fallar.

Pero los riesgos deben ser tomados, porque el peligro más grande en la vida es no arriesgarse a nada. La persona que no arriesga, no hace, no tiene nada. Se pueden evitar sufrimientos y preocupaciones pero simplemente no se puede aprender, sentir, cambiar, crecer, amar y vivir.

Sólo una persona que se arriesga es libre. Pastor Bernardo Stamateas
Cómo atravesar la zona  de Riesgo - 2 parte La Ansiedad

Lucas 1: 26 - 38

Hay tres zonas para atravesar:
La zona de comodidad: es lo que conozco, manejo, hago habitualmente, la rutina.
La zona de éxito: es donde quiero llegar, la zona de grandeza.
La zona de riesgo: es la zona por atravesar para obtener los resultados.
Los que lograron éxito, en cualquier ámbito, salieron de su zona de comodidad, pasaron a lo extraño y aprendieron para llegar al triunfo.
Los cambios no nos agradan, nos sentamos en la misma silla, vestimos igual, salimos con las mismas personas, comemos en el mismo restaurante y si alguien trae un cambio a nuestra vida, nos desestabilizamos. Mucha gente queda atascada ante el riesgo y entra en ansiedad.
La ansiedad es positiva y normal y es lo que sentimos frente a un desafío, un examen, un viaje, el nacimiento de un hijo, el casamiento o algo por venir. Nos genera intranquilidad y es un motor para accionar.
Hay una ansiedad negativa y se produce cuando la intranquilidad permanece en el tiempo. Dicen los siquiatras que dura de seis meses hacia delante y es un malestar, un estado de inquietud y agitación ante un peligro, la convicción de que algo malo va a pasar.

Es diferente la ansiedad del estrés que viene por agotamiento y al descansar se va. La ansiedad negativa no tiene que ver con el cansancio sino con los pensamientos que genera esa intranquilidad.
Es una situación de emergencia, amenazante -real o imaginaria-, y nadie puede convencerlo de lo contrario.
Una anticipación de lo desastroso, donde la imaginación piensa lo peor: para los hijos, los nietos, que lo echan del trabajo, que se van a morir, a enfermar, violar, robar. 
Estas personas son irritables, con mal humor, tensión muscular constante, dolores de cabeza, hiperactividad, accesos de calor, dificultad para concentrarse y trastornos del sueño.
El mundo conocido se empieza a derrumbar y entran en un ataque de ansiedad tan grande que no logran superarlo.
Frente a la zona de turbulencia:
1-Debo tener seguridad rotunda de mi éxito.
Dios prometió el éxito, estaré seguro de que me irá bien.
Cuando el Ángel se le apareció a María le dijo: "Bendecida y muy favorecida".
Antes que la sombra del Altísimo viniera sobre ella, el Ángel le dio seguridad, y se dijo: "¿Qué saludo es ese?"  Bendecido  es éxito asegurado.  Pablo dice: Estamos bendecidos porque estamos sentados en lugares celestiales con Cristo.
Estás arriba de las dificultades, de las deudas, de tus enemigos, no necesitás que nadie te levante, Jesús ya te levantó y sentó a la diestra del Padre. Para administrar éxito tenemos que aprender a administrar fracaso. Cuando las cosas salen mal pensamos en fracaso y muchas veces no lo es. No te apresures a decir: "Me equivoqué","Fracasé".
José tenía una túnica de colores, lo tiraron a un pozo, lo vendieron. De ser dueño pasó a ser esclavo, trabajó como esclavo en la casa de Potifar,  fue acosado por la esposa y terminó en la cárcel; todo parecía fracaso.
En la cárcel  interpretó sueños; uno, que salió de la cárcel, se acordó, lo dijo a Faraón y lo mandó llamar.
Enseñanza: gracias a que José estuvo en la cárcel, pasó a ser gobernador de Egipto.
Nunca te apresures a decir que fracasaste, quizás  sea el camino que Dios trazó para llevarte a la bendición.
Fracaso es una nueva oportunidad para hacer algo diferente y si lo administras bien, Dios te llevará al éxito. Los problemas hay que aprovecharlos.
Por ejemplo si el negocio no funcionó, tal vez debas alquilar o vender e ir a otro lado.
Salmo 84 dice: "pasamos por el valle de lágrimas, pero los hijos de Dios lo cambiamos en fuente". Sacá provecho del momento difícil, transforma lo malo que llegue a tu vida.
José sacó provecho haciendo lo que sabía, interpretar sueños. Gracias a eso, pudo salir y gobernar Egipto. La seguridad de tu victoria está en tu corazón, sos bendecido y muy favorecido. Lo que Ángel le dijo a María es para todos los hijos de Dios.
2-Debo gozar y disfrutar todo lo que venga a mis manos.
El ángel le dijo a María: "Bienaventurada", "María feliz".
Si vas detrás de un sueño, disfrutá todo lo que Dios ponga en tu mano: come, bebe  y gózate de la vida porque es don de Dios. ¡Basta de ansiedad! El ansioso vive anticipadamente lo por venir, su cuerpo está acá pero su mente más allá.
Todo lo que Dios te da tiene que ser un juego. ¡Diviértete!
Un cristiano dijo: "Cómo vamos a disfrutar con tanto dolor que hay en el mundo". Y es por eso, a un triste lo ayuda el que está en gozo; sacá toda  culpa que te hayan metido.
Hay gente que llega destruida a su sueño; por ejemplo, el día del  casamiento, que debería ser el más feliz, está amargado, se pelearon con los padres o por los invitados.
Pablo en la cárcel escribió a los filipenses: "Gozaos, otra vez les digo re contra gozaos".
Para activar el gozo tenemos que aprender a delegar. Cuando Dios te expande, pondrá gente nueva a tu alrededor para que la entrenes y delegues tareas.
La persona inteligente se junta con otros más inteligentes.
A Einstein le preguntaron una vez por geografía y dijo: "No lo sé, pero sé a quien preguntárselo". Inteligente no es el que sabe todo, sino el que sabe dónde buscarlo.
Un mediocre se junta con gente inferior porque tiene miedo y se siente amenazado.
Cuando Dios te lleve a la zona de grandeza, rodeate de gente que te supere y su bendición será tu bendición.El inteligente aprende de sus propios errores, el sabio de los errores de los demás.
Felicidad, en la Biblia, es estar en el lugar correcto, haciendo lo que Dios quiere.
3-Habrá una impartición sobrenatural de Dios para mi vida.
En la vida cristiana hay dos momentos:
1-Dios enseñando. Tomamos notas, escuchamos cassettes, leemos libros, la Biblia, aprendemos.
Aprender es como subir una escalera a pie.
2-Dios impartiendo. Recibimos algo de golpe, sin haberlo aprendido.
Jesús dijo: "cuando se paren delante de los jueces que los condenen, ni se preocupen por lo qué van a decir, Dios llenará la boca".
Palabra de sabiduría es un don por el cual Dios imparte sobrenaturalmente a través de tu boca.
Maria le dijo: "Señor, ¿cómo es esto que tendré al hijo de Dios en mi vientre?"
"Tranquila, el Altísimo te cubrirá con Su sombra, te impartirá, sólo tienes que recibirlo".
Encontrarás habilidades impensadas, capacidades para los negocios, para resolver problemas, para sacar provecho, palabras de fe.

Cuando Jesús nació, vinieron unos magos sabios prosperados; Dios les cambió el sueño y vieron una estrella, la siguieron y llegaron donde estaba Jesús, trayéndole aceites y oro. El rey Herodes manifestó su maldad.
Tu enemigo será proporcional a tu sueño: sueño pequeño, enemigos pequeños; sueño grande, enemigos  grandes.
¡Prepárate! Hay un Herodes que te perseguirá, quiere matar a todos los soñadores con tal de matar tu sueño y ponerte en su estadística.

Lo que Dios dio a luz, nacerá, y Herodes será comido por su propia maldad.
Tus enemigos caerán delante de tus ojos y parirás el sueño del que Dios te embarazó.
Cuídate de Herodes y de los fariseos hipócritas.
Herodes preguntó dónde nacería Jesús y los fariseos le contestaron: "En Belén, de Judea". O sea, que sabían dónde y no les interesó adorarle. Cuídate de los que conocen la Biblia y la usan para destruirte. No discutas con nadie.
4-Estando en comunión, siempre hay solución.
Hay muchas personas traumatizadas por la iglesia con respecto a la voluntad de Dios, se preguntan: "Señor ¿debo comprar o vender; salir o entrar; casarme o no".  La voluntad de Dios no es una decisión por tomar, sino una relación con Dios. Podríamos tomar la decisión correcta y estar fuera de Su voluntad; estemos en comunión y encontraremos solución.
El Señor promete: "todas las cosas se cambian para bien, a los que le amamos".
María dijo: "Hágase conmigo como has dicho".
María trató de convencer a José que era su prometido. En ese tiempo era como estar casados delante de la ley y el adulterio era apedreado, por eso José quiso dejarla en secreto para que no la maten. (¡Qué buen hombre! Pensó en irse y que la sociedad creyera que la había abandonado embarazada, con tal de que no la mataran).
El Ángel le dijo en sueños: "José lo que ella te dijo es de Dios, acompáñala".
No pierdas tiempo explicando lo que Dios ha puesto en tu vientre, no lo entenderán, pero Dios se los revelará.
Los amigos no necesitan explicaciones y los enemigos no se la merecen.
5- Visualizaré un futuro glorioso. Jacob era un tramposo, se enamoró de Raquel y, como no tenía dinero para comprarla, trabajó siete años para casarse con ella. Su padre, más tramposo que Jacob, le dijo que primero debía casarse con la mayor.
A veces Dios no interviene en nuestro cambio pero pone al lado a alguien peor para que nos miremos en ese espejo. Jacob trabajó siete años más para casarse con Raquel. Al ver a Labán muy prosperado, le pidió las ovejas manchadas. Pensando que la mayor cantidad de becerros le quedarían a su tío, tomó unos palitos, les sacó la piel y los plantó donde las ovejas y cabras tomaban agua, y éstas comenzaron a parir con manchas y Jacob tuvo que irse porque empezaron a pelear. Enseñanza: lo que ves,  parís.
Jacob creció y Dios lo cambió; ya anciano, juntó a sus hijos para bendecirlos.
Les dijo: "Moriré, quiero que me entierren en la tumba de Abraham, mi abuelo, y mi padre Isaac". Se puso como para dar a luz, con la cabeza entre las piernas, y murió.
Al verlo, José recibió algo sobrenatural. Pasaron los años, José estaba por morir, juntó a todos sus hijos y les dijo: "Cuando muera, no me lleven a la tumba de Abraham, mis huesos los enterraran en Egipto y cuando Dios los visite para llevarlos a otra tierra, mis huesos irán con ustedes". Dijo "No voy a morirme, no volveré al pasado, a las glorias del ayer, iré para adelante".
Y porque José dijo a sus hijos: "Un día Dios los visitará", gracias a esa palabra,  Dios levantó a Moisés para sacar al pueblo de Egipto, después de cuatrocientos años de esclavitud; sabían que Dios los visitaría. Declará a tu descendencia: "Dios los visitará" y esa palabra en el corazón caminará hacia el futuro. La palabra de un abuelo que bendice o un padre que profetiza quedará viva en medio del peor desierto porque alguien habló bien: "No volverás a la tumba como tu abuelo, ni morirás de cáncer, ni pobre, irás hacia adelante con Dios"

Llevaron el Arca a la casa de Obed-Edom, quedó allí tres meses y prosperó en todo.
(Siempre me pregunté porque llevaron el Arca a la casa de Obed-Edom y no a la de otro).
Hay gente que recibe más rápido de Dios que otro y luego David la llevó a la ciudad.
Para que haya un avivamiento en la ciudad primero debe haberlo en la casa. Dar testimonio primero en casa, ganar a la familia, no es fácil mostrar al Señor donde conocen nuestras miserias y desgracias.
Los hijos de Obed-Edom se llamaban:
-Semaías que significaba "Dios oye", creció declarando esa verdad
-Natanael, "Dios ha bendecido", caminaba  diciéndolo,
-Sacaar, "el que sobresale",
-Paultai, "trabajador";
-Isacar, "recompensa de Dios";
-Josabá, "dotado de Dios".
Con sus nombres declaraban constantemente la presencia de Dios, por eso Dios se dijo: "¿Dónde viviré tres meses antes del avivamiento en la ciudad? En la casa de Obed-Edom porque ha determinado la atmósfera para mi presencia".
Prepará la atmósfera para Dios en tu casa, bendecí y atraerás a Dios como un imán.

David nunca adoró en medio de la guerra, lo hacía antes o después para determinar la atmósfera de victoria, porque en la guerra hay que pelear y no hay tiempo para adorar.
En este momento hemos hecho un alto en nuestras batallas para determinar la atmósfera de bendición sobre tu vida y la de tus hijos. Serán bendecidos, recompensados, llenos del Señor.
Sellá esta palabra como lo hizo María: Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra, a tu promesa. Padre acepto el desafío soy bendecido y favorecido, feliz en mi caminar y tu estás conmigo. Todo me saldrá bien, lo malo será cambiará en victoria y lo negativo en crecimiento.  Visualizaré cosas grandes y mi familia será bendecida. Iré con mis hijos y mis nietos hacia la tierra de bendición que profetizaré".
Pastor Bernardo Stamateas 

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