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lunes, noviembre 28

Descubriendo mi cosecha por Bernardo Stamateas


Descubriendo mi cosecha
por Bernardo Stamateas
En esta noche yo declaro que al salir de este lugar, la cosecha que se ha preparado para mi vida, para mi casa y para los míos, vendrá a mi mano por la obra de Jesucristo. Yo me declaro sano, me declaro próspero, pongo las maldiciones debajo de mis pies, y al Señor Jesús arriba de mi cabeza, confieso su nombre sobre todo nombre, y declaro que toda rodilla de lo que está en los cielos, de lo que está en la tierra, y de lo que está debajo de la tierra, hoy, se dobla delante de mi Señor, me declaro bendecido, me declaro próspero, me declaro sano, en esta noche abro con mi boca los cielos, y declaro que caminaré bajo cielos bendecidos, por la obra de Jesucristo a mi favor, lo creo, lo declaro, amén, amén y amén.
Hay personas que en esta noche van a recibir fuerzas sobrenaturales, porque cuando salgamos de acá vamos a tomar tanta cosecha, que Dios va a tener que activar las fuerzas porque nos van a doler los brazos de tanta y tanta bendición, en el nombre de Jesús, amén.
Toda la cosecha la vamos a descubrir en esta noche.
Primero: Mi cosecha ya está creada. Zaqueo era un hombre petisito, muy rico, dice que se enteró que Jesús pasaba por ahí y fue y se subió a un árbol. Zaqueo representa nuestra cosecha, tu cosecha te está esperando arriba de un árbol, ya ha sido creada, toda la cosecha de los sueños ya ha sido creada, ha corrido rápidamente y se ha subido a un árbol y está esperando que vayamos a tomarla en el nombre del Señor.
Nosotros fuimos creados para ser bendición. Bendición es nuestro ambiente, siempre Dios crea primero el ambiente.
- Dios creó la tierra, y después los animales, porque la tierra es el ambiente.
- Dios creó las aguas, y después los peces, porque las aguas son el ambiente.
- Dios creó el Edén, y luego puso a Adán, porque el Edén era el ambiente de Adán.
La bendición es nuestro ambiente, fuimos creados para nadar en la bendición, y la bendición ya ha sido creada por el Señor, sólo está esperando que alguien la llame.
Voy a llamar a mi bendición.
Dice que Jesús, cuando lo vio, le dijo: Zaqueo, porque vos tenés que llamar a tu cosecha, si tu cosecha no es nombrada, tu cosecha no viene a tu vida. Vos tenés que nombrar tu cosecha, tu casa, tu coche, el dinero que querés, la salud que estás esperando, porque cuando nombramos la cosecha, la cosecha baja del lugar donde está y viene corriendo hacia nosotros. En esta noche nos tenemos que ir afónicos de haber nombrado la cosecha que estamos necesitando, porque Jesús dijo: hoy tengo que entrar en tu casa, hoy la cosecha tiene que venir a nosotros, en el nombre del Señor. Hoy.
Dice la Biblia que vamos a prosperar al treinta, al sesenta, y al ciento por uno. Pero no dice de qué, no dice cuál es la cosecha, dice el porcentaje, porque Dios te da el porcentaje, pero el nombre de la cosecha la ponemos vos y yo, entonces cuando nosotros nombramos la cosecha, la cosecha va a venir a nosotros. Por eso Jesús dijo: todo lo que pidas al Padre, Dios te lo va a dar. Qué tenemos que hacer, pedir la cosecha. ¿Cuántos ya tienen identificada la cosecha que le van a pedir al Señor?
Dice que había una pareja, con una chica muy linda, una rubia impresionante, hermosa, y estaba saliendo con un chico feo, feo, feo, el pastor vio esa pareja y le preguntó al Señor, ¿cómo puede ser que este pibe feo, salga con esta piba tan linda? y el Señor le dijo: sabés por que, porque ese pibe feo, feo dijo, quiero una rubia que sea linda, que tenga plata, que esté ungida ¿y la piba Señor?, la piba dijo: dame un hombre.
Me voy a mover rápido. Dice que Zaqueo fue rápido y se subió, la cosecha siempre es rápida y la capturan los rápidos, porque lo semejante atrae a lo semejante. Hay rapidez de ansiedad, hay rapidez de locura y hay rapidez de fe. Nosotros necesitamos ser gente rápida de fe, si alguien te llama, rápido devolvele el llamado, rápido contestale el mail rápido, tenés que salir de la zona de confort y rápido. Jesús lo vio y le dijo, rápido Zaqueo, hoy, ahora voy a ir a tu casa a bendecirte, al Señor le gusta la gente que dice hoy, yo quiero la cosecha ahora, yo he venido hoy, para hoy ser bendecido, no mañana, no a fin de año, hoy, ahora yo quiero mi cosecha.
Tenemos que ser rápidos, sacar la burocracia espiritual. Bueno, voy a ver, me voy a tomar tiempo. Dice que Israel dio cuarenta años vuelta en el desierto.
¿No estás harto de dar vueltas?
¿No estás harto de ir por las iglesias, de dar vueltas cambiando de pareja?
¿No estás harto de girar por los trabajos?
¿No estás cansado de estar dando vueltas en los pensamientos mentales? Hoy es el día que tenemos  que decir, Señor, yo quiero mi cosecha, voy a dejar de girar, voy a dejar de dar vueltas.
- Hoy yo tomo la decisión de que hoy estaré bendecido.
- Hoy quiero mi coche.
- Hoy quiero mi salud.
- Hoy quiero mi casa.
- Hoy quiero mi prosperidad.
- Hoy quiero mi sueño. Lo quiero ahora, hoy.
Dice que Jesús cuando lo vio a Zaqueo le dijo: hoy voy a ir a tu casa, se invitó. ¿Por qué Jesús dijo, hoy voy a tu casa, se mandó? vos tenés que mandarte hacia tu cosecha, no tenés que esperar que tu cosecha te dé el permiso, vos tenés que ir a tomar tu cosecha, ¿saben qué quiere decir apóstol? quiere decir "enviado", cuando vos te mandás para tu bendición, cuando vos vas a buscar lo que Dios te prometió, vos sos un apóstol, sos un enviado, y dice Pablo, que Dios, cuando crea las cosas en el mundo espiritual, primero pone apóstol, después profeta, después maestros, primero pone enviados y la palabra "primeros apóstoles" es "protón" quiere decir, alguien que logra algo por primera vez, que nunca antes nadie lo logró. Cuando vos te mandás para tu cosecha, vas a lograr un prototipo, por ejemplo, decís, en mi casa nadie estudió, vos vas a ser el primero, en mi casa nadie prosperó, vos vas a ser el primero, porque cuando uno se manda la bendición, Dios lo pone como prototipo, no estereotipo, no uno del montón, sino uno que abre paso, deja huella, deja marca, camino, y marca destino, y hoy nos tenemos que levantar y decir, quiero mi cosecha hoy.
Cuando Jesús lo miró a Zaqueo y le dijo, hoy voy a tu casa, dice que la gente empezó a criticar. Al lado de las críticas, está mi cosecha, y al lado de toda cosecha hay críticas. ¿A cuántos los están criticando? porque al lado está la cosecha. ¿Cuántos tienen un sueño grande? al lado están las críticas, en el mismo lugar donde está tu cosecha, en el mismo lugar va a haber críticas.
Imagínense que cuando Jesús empieza a escuchar que la gente dice, ¿cómo va a ir a comer a la casa de ese hombre?, si Jesús hubiese prestado atención a las tonterías que decían, no hubiese ido a bendecir a Zaqueo; vos tenés que aprender a hacer oídos sordos de las críticas porque las críticas siempre van a estar al lado de tu cosecha, y al lado de toda cosecha hay críticas. Cuando alguien te lastima, alguien te maltrata, te están avivando de que al lado, hay una bendición. Vos tenés que dejar de concentrarte en lo que están diciendo, y decir, gracias, porque tu crítica me avivó de que hay un Zaqueo.
Cuando a mi alguien me dice, porque a mí me maltrataron, me manipularon, me dijeron tal cosa, pastor, yo le digo, está muy bien, lo que te pasó, lo que vos tenés que lograr, es que  nadie más lastime tu corazón, porque si a vos te lastiman el corazón, te vas a quedar con la voz de la crítica, la voz de la murmuración, y no vas a tomar tu cosecha.
Había un hombre que compraba el diario, y siempre el diariero lo trataba mal, pero el hombre sonreía, y cada día iba a comprar el diario con el mismo diariero, un amigo le preguntó ¿por qué seguís comprando y no lo mandas a pasear? y el hombre dijo, porque no quiero que ni él, ni nadie, decida como debo actuar.
Dice que el pastor Yonghi Cho estaba orando, y cuando él oraba le había dado indicaciones a la secretaria, que nadie lo tenía que interrumpir,  un día lo interrumpió la secretaria y le dice: Pastor. Yo te dije que no me interrumpas. Pero lo está llamando el presidente de Corea, quiere hablar con usted, y él le dijo: dígale a la secretaria que ahora no puedo hablar con él porque estoy reunido con el rey.
Vos tenés que ser libre de la gente. Al lado de cada crítica está la cosecha y al lado de toda cosecha hay crítica. Tenemos que ser inteligentes, cuando me dicen algo que me lastima es porque me hace ruido, porque me duele, porque lo que dijo, lo que hizo la conducta de mi esposo, de mi esposa, de mi hijo, me duele, me está haciendo ruido, porque tocó algo mío que no está sanado, en vez de atacar, de acusar, tengo que mirar por que me hace ruido, por que me dolió, por que me molestó, qué toco de mi que no está sanado, qué talón de Aquiles, qué herida de mi historia no está sanada, y justo eso conectó. Entonces las críticas, en vez de usarlas para atraer a la gente, para ponernos en victima, vamos a mirar para adentro, decir ¿por qué me molestó? ¿Por qué me dolió? porque con eso que me dijeron, se metieron en mi vida, y me dijeron que tenía que hacer esto, ¿por qué me molestó?, ¿qué tocó de mí? entonces cuando uno aprende a mirar internamente, va a crecer.
Yo conté que durante años, soñé que me perseguían con un cuchillo, y a veces con un arma, y un día en las vacaciones, estaba leyendo un libro, y de pronto leo que dice, en los sueños, todo lo que vos soñás, son partes tuyas, y eso me impactó. Decía, vos tenés que dialogar con todas las imágenes que aparecen en tu sueño, que son tus partes que no aceptás, y yo pensaba y decía, esa gente que me persigue, ¿qué es lo que está buscando? y de pronto hice como un ejercicio mental, y la parte que perseguía dice yo quiero tomar un café, dije, ¿cómo quiere tomar un café? y el libro decía, la parte que te persigue, es una parte tuya que no aceptás, y yo entendí que los que me perseguían, era mi parte agresiva, yo no quería aceptar mi parte agresiva, y de pronto el Espíritu Santo me trajo recuerdos, cuando yo era chiquito y mi mamá me vino a despertar, yo me enojé, le tiré un zapato y le pegué en la pierna, mi mamá quedó llorando, y ahí me vinieron otros recuerdos porque yo había reprimido mi parte agresiva. Cuando uno puede mirar para adentro y usarlo para crecer. Jesús siguió adelante porque a Jesús no le hizo ruido todo lo que le decían, porque él tenía el corazón sano, y vienen días querida iglesia, donde nadie más, nadie, nos podrá lastimar, y no nos vamos a distraer con la voz de la crítica, sino que iremos a tomar la cosecha completa, que Dios nos ha prometido.
Primero voy a nombrar mi cosecha. Tenés que nombrarla llama a tu cosecha.
Segunda cosa. Validar.
¿A cuántos le gustaría cambiar a alguien de su familia?
¿A cuántos le gustaría cambiar al marido?, ¿a la esposa?, ¿a los hijos?
Tengo dos buenas noticias.  Primera: vamos a declararla, no puedo cambiar a nadie.
A papá, a mamá, a los hijos, a la pareja, al abuelo, al que está al lado, a nadie.
Segunda declaración poderosa: no puedo resolver los problemas de nadie. De papá, del jefe, de los amigos, de nadie.
No podemos cambiar a nadie y no podemos resolver los problemas de nadie. Cuando viene alguien y me dice: Pastor, ayúdeme tengo un problema, no puedo resolverle el problema a nadie. En este día, tenés que saber que nadie te puede resolver tus problemas.
Pero el Espíritu Santo puede cambiar a todos y resolver todos los dramas. El Espíritu de Dios puede cambiar a quien sea y resolver todo problema, amén.
Cómo puede ser que Jesús lo ve a Zaqueo, un ladrón, y cuando lo ve, le dice: Zaqueo hoy voy a comer a tu casa, y Zaqueo le dice: voy a devolver todo lo que robé, voy a dar la mitad a los pobres, y cambia en cinco minutos. Hace un cambio extraordinario.
¿Qué es lo que hizo Jesús? Lo que  todas las personas necesitamos, porque nosotros no podemos cambiar a nadie, pero el Espíritu Santo puede cambiar a todo el mundo, puede cambiar a tu marido, a tu esposa, a tus hijos, a tus suegros.
¿Cómo nosotros, podemos prepararle el camino al Espíritu Santo, para que el Espíritu Santo resuelva todos los problemas, y cambie a la gente? validando a la gente.
Una chica y le dice a la mamá: le presté la ropa a  mi amiga del colegio, y me la devolvió sucia, la mamá le dice, no prestes más la ropa, la hija le dice: vos no entendés nada. ¿Cómo que no entiendo nada? me estás diciendo que te la devolvió sucia, no se la des más. Pero vos no entendés nada, morite, le dice la hija. La mamá dice, no entiendo más a esta nena. ¿Por qué la hija le dijo eso? porque lo que buscamos todos los seres humanos, es que nos validen, lo que pedimos, no es que nos resuelvan nada, porque nadie le puede resolver a nadie nada. Porqué pelean muchas parejas, ella llega a casa y dice, estoy cansada, qué dice el marido, claro y vos te creés que no hice nada en todo el día, yo también estoy cansado, pelean para ver quién se cansó más en el día, y qué es lo que está buscando, él o ella, que alguien le valide la emoción, se la reconozca, cuando vos le reconoces la emoción a la persona, por ejemplo, viene alguien y te dice, yo tenía ganas de darle una trompada, y vos le decís: no, no hay que pegar, lo que está buscando esa persona es que le valides el pensamiento, yo también tuve muchas ganas de pegarle. Cuando alguien le dice es lógico lo que sentís, a mi también me pasó, que bueno que lo estás diciendo. Cuando viene alguien y dice no tengo plata para comer, y el otro dice, vos no sabés lo que es la pobreza, pobreza es lo que pasé yo en la segunda guerra mundial, mocoso, entonces  estamos invalidando la emoción.
Jesús lo vio a Zaqueo, no le dijo, ladrón, devolvé la plata petiso ladrón, no, le dijo: vamos a comer y el hombre cambió, le "validó las emociones". Cuando aprendemos a validar, no quiere decir estamos de acuerdo, o que está bien lo que estás sintiendo, no estamos diciendo eso que vos decís, y yo respeto lo que vos sentís, entonces cuando ella o él, llega a la noche, o se encuentran y él le dice, yo estoy muy cansado, y el otro le dice, me imagino lo cansado que estás, y yo también estoy harta, me imagino lo harta que estás, cuando validamos, el Espíritu Santo empieza a cambiar a la gente.
¿Por qué la iglesia no ganaba gente para el Señor, y ahora la gente está corriendo de a miles a Presencia de Dios?, porque nosotros le validamos la emoción, no somos policías morales, que viven descalificando lo que el otro siente, sino validándolo, porque el que cambia, es el Espíritu Santo de Dios. Jesús lo vio y le dijo, Zaqueo yo entiendo lo que a vos te pasa, sólo eso hizo, esa aceptación hizo en Zaqueo, en cinco minutos lo que nosotros no logramos discipulándolo cincuenta años, porque para lograr que uno ofrende la mitad de lo que ganó, ni discipulándolo cincuenta años lo lograrás hermano.
Si valido, el Espíritu Santo actúa. Tenemos que validar.
Alguien te dice, estoy muy enojado, me imagino que estés enojado, es lógico que estés enojado, me siento mal por la cara que tengo, y es lógico que te sientas mal con esa cara, validarlo, para que se sienta bien con la estima. Encima nosotros no sentimos una emoción, podemos sentir cinco emociones juntas, imagínate por ejemplo, tu hijo se casa, vos sentís alegría, se casó, tristeza, se fue, bronca, te dejó las deudas, bronca, se casó con esa mujer, pobre mi bebé.
Por ejemplo, tenés un choque, vas a sentir varias emociones juntas, primero tristeza, tenés que pagar el choque, segundo, bronca, querés matar al otro, tercero, alegría no te mataste. Necesitamos validación, por eso Jesús dijo: el hijo del hombre vino a buscar lo que se habíaperdido, no dijo los que se habían perdido sino "lo". Lo, no es los, Jesús vino a buscar "lo" ¿qué es lo? lo no es los, vos no perdiste a tu esposa, vos perdiste el respeto hacia tu esposa, vos no perdiste tu trabajo, vos perdiste el amor a tu trabajo, nadie pierde "los" primero se pierde lo. Por eso Jesús dijo: yo vine a recuperar lo que se había perdido, la validación y el amor al otro. Sólo el amor es la plataforma que hace que el Espíritu Santo venga y cambie a la gente.
Por eso tenemos que estar atentos a lo que Dios pone en nuestro corazón. Cuando estás caminando viene un nombre, llámalo por teléfono, si Dios te muestra algo, orá por esa persona, déjate mover por el Señor, yo nunca me hubiese imaginado que la palabra ungida para Zaqueo era "vamos a comer", porque eso fue lo que le dijo. Tenemos que estar atentos a lo que Dios nos muestra, a las palabras, a los nombres que nos vienen, las imágenes de la gente y dejar que Dios nos sorprenda, porque Dios nos va a poner palabras de afecto, palabras de ciencia, para bendecir a la gente.
Voy a nombrar mi cosecha, voy a validar a la gente, y tercero voy a sembrar palabras de fe.
Tercero: voy a sembrar palabras de fe.
Una persona puede  ser mala, pero si le sembramos palabras de Dios, Dios lo va a cambiar, no tiene escapatoria. Tu hijo puede estar en la droga, tu pareja estar en crisis, pero si vos le sembrás palabras de fe, no tiene escapatoria, porque toda palabra de Dios, trae fruto y fruto en abundancia.
¿Por qué Dios puso a Adán en el jardín del Edén, y no le dio una silla? porque la silla la escondió en el árbol, Dios le dio el árbol, Dios no te da el producto terminado, Dios te da la materia prima, la esposa que querés tener, está escondida en la esposa que tenés, el esposo que querés, está escondido en tu esposo que hoy tenés. ¿Por qué Dios no le dio la silla? porque Dios le dijo a Adán, vas a ser un cultivador. Nosotros tenemos la unción del cultivo, quiere decir que agarramos las piedras y liberamos lo que Dios escondió dentro de la gente, eso es la unción de cultivar. Zaqueo, claro que sos un ladrón, sos un loco, y acomplejado, pero yo tengo la unción de darle una palabra de fe, para liberar al campeón, al ungido, y al bendecido que está dentro tuyo, y esa es la unción que Dios va a soltar en Presencia de Dios.
En Nueva York había un niño de diez años que estaba descalzo frente a la tienda de zapatos, mirando a través de la ventana, temblando de frío, una señora se acercó a él y le preguntó: ¿mi pequeño amigo qué estas mirando con tanto interés en esa ventana?, la respuesta fue: le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos. La señora lo tomó de la mano, lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de pares de medias para el chico, y le compró un par de zapatos, le acarició la cabeza y le dijo: no hay dudas pequeño, que te sentirás más cómodo ahora. Mientras ella daba la vuelta para marcharse, el niño la alcanzó, la tomó de la mano, y mirándola emocionado le preguntó: Señora ¿es usted la esposa de Dios?   
Nombrar la cosecha, ya tenemos lo que queremos lograr. Validar.
Jacob, era un tramposo, loco de la guerra, ya en el vientre de la mamá peleaba por salir primero, un tramposo con todas las letras, un día dice que engañó al hermano, y le robó la bendición material y espiritual, se peleó con su hermano, dice que Esaú lo perseguía a Jacob, toda la vida, así que Jacob huye, y llega a un lugar llamado Betel, y está durmiendo, no tiene nada, está perseguido, no tiene para comer, y cuando llega ahí, dice que pone una piedra de  almohada, no tenía ni para dormir y cuando está durmiendo tiene una visión, se le aparece Dios, y Jacob dice, Dios está aquí, y Dios le dice, cuando no tenía nada, era un tramposo perseguido por el hermano, sin familia, sin nada, Dios le dice, te bendeciré grandemente. Así bendice Dios, así papá lo validó. Y dice que Jacob se fue y llamó a esa ciudad Betel "casa de Dios". De ahí se fue a otra ciudad, conoció a su esposa, empezó a trabajar con el tío, peor que él, lo estafó, lo manipuló, como catorce años trabajando con ese hombre, al final logra escaparse, después de veinte años se va a otra ciudad y a la noche se le aparece un ángel, y dice la Biblia que empieza a pelear con el ángel, y el ángel le pega y lo deja rengo, y le dice: vos no sos tramposo, vos sos príncipe, y le libera al tramposo toda la cosecha de lo que él era, y que el diablo le había tapado, dice que cuando estaba renqueando se encontró con el hermano, con el que había estado peleado toda la vida, y le pidió perdón, y se amigó con el hermano. Y dice que Jacob volvió otra vez al punto de origen, a Betel, pero cuando volvió a Betel era rico, tenía familia, y estaba bendecido. Cuando había salido de Betel, lo único que tenía era una piedra que había ungido, símbolo de una promesa que Dios te da, cuando no tenés nada, Dios te valida, Dios te prospera, Dios te da una semilla, le pasó toda la vida. Jacob pagó la vuelta y volvió como un príncipe, con familia bendecida, y dice que cuando llegó a Betel, le cambió el nombre, ya no se va a llamar más este lugar Betel, "casa de Dios" sino que se va a llamar El Betel "el Dios de mi casa". El Dios de mis hijos, el Dios de mi vida. Y Dios va a hacer todo lo necesario para llevarte a El Betel, que digas, Señor vos sos el Dios de mi vida, sos el Dios de mi casa, vos sos el Dios de mi fuerza, vos sos el Dios de lo que tengo y de lo que soy, vos sos el Dios de mis pensamientos, de mi voz, de mis sueños, vos sos mi Dios.
A Jacob le costó toda la vida pegar la vuelta, ojalá nosotros lleguemos rápido, y digamos, Señor, hoy yo te quiero hacer el Dios de mi vida. Dice que Jacob dejó de ser un tramposo para ser un príncipe. Y el Señor me dijo, que Dios va a activar todo lo bueno que está dentro nuestro, y que estuvo tapado durante años, las fuerzas que estuvieron tapadas, los príncipes que estuvieron tapados, la autoridad que estuvo tapada, las ganas que estuvieron tapadas, las ideas de oro que estuvieron tapadas, todo va a salir a la luz, pero tenemos que llegar y decir, Betel ya no es más "casa de Dios" ahora es Dios es el Dios de mi casa, de mis fuerzas, de mi vida, cuando Zaqueo entendió que Jesús era el dueño de él, la vida de Zaqueo cambió para siempre.
Dale al Señor tu vida, dale tus cosas, dale tu familia, dale tus pensamientos, dale tus fuerzas, decile, Dios hoy vos sos el Dios de mi casa, el Dios de mis fuerzas, el Dios de mi sueños, ahora entiendo todo el recorrido que he pasado en estos últimos años, todo para volver a traerme al punto de partida que sos vos, gracias. Dios va a soltar el príncipe que está dentro tuyo, porque el Señor me dijo, así como yo cambié a Zaqueo, así yo te voy a enviar, con una palabra inspirada, y una validación, para cambiar el destino de la gente, cuando valides, yo haré la obra completa en todos los que te rodean, vas a nombrar tu cosecha, porque tu cosecha va a venir corriendo dónde estás, vas a sembrar palabras de fe y mi palabra va a cambiar el destino de la vida de muchos, porque si recuperamos lo perdido, recuperaremos a los perdidos.
Pensá en cuatro personas que vengan ahora a tu corazón, y los puedas bendecir con una oración, y les puedas mandar una palabra de fe desde donde estás, que pienses en algún Zaqueo y lo bendigas en esta noche. Bendecí a tus padres, a tus hijos, a tu esposo, a tus amigos, bendecí a tu iglesia, bendecí a tus enemigos, bendecilos.
Vamos a orar por otras personas, vamos a bendecir  a familiares, amigos, a conocidos vamos a bendecir a los Zaqueos. El Señor, cuando leí esto me dijo, que cuando Jesús le dijo: Zaqueo voy a tu casa a comer, Zaqueo se alegró ¿si vas a comer a la casa de alguien se van a alegrar que vos vas?
Vienen días donde la gente que no tiene a Dios, se va a alegrar de nuestra presencia, nos van a invitar para que estemos ahí, por la palabra de fe que tenemos, y cuando entremos a las casas, las casas cambiarán.
Hoy nos invitó un filosofo al cumpleaños, y me escribió un amigo de él y me pone, dice Alejandro, un gran ateo declarado, que vos sos un religioso fuera de serie, y dice, por favor vengan con Alejandra a compartir este día tan lindo, y yo me alegré de eso y Dios me dio esta palabra: la gente nos va a invitar a su casa, porque va a ver que hay algo en nosotros que es de Dios. Ya no vamos a entrar más para discutir, vamos a entrar para ser luz. Tus hijos que no te querían ver, te van a llamar, por favor necesito que vengas, tus amigos nos van a llamar, la gente nos va a llamar, queremos que estés con nosotros acá, para bendecirlos, amén. 
Lectura: Lucas 19: 1-10 "Jesús llegó a Jericó y comenzó a cruzar la ciudad. Resulta que había ahí un hombre llamado Zaqueo, jefe de los recaudadores de impuestos, que era muy rico. Estaba tratando de ver quién era Jesús, pero la multitud se lo impedía, pues era de baja estatura. Por eso se adelantó corriendo y se subió a un árbol para poder verlo, ya que Jesús iba a pasar por allí. Llegando al lugar, Jesús miró hacia arriba y dijo: Zaqueo, baja enseguida. tengo que quedarme hoy en tu casa. Así que se apresuró a bajar y, muy contento, recibió a Jesús en su casa. Al ver esto, todos empezaron a murmurar: Ha ido a hospedarse con un pecador. Pero Zaqueo dijo resueltamente: Mira, Señor: Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea. Hoy ha llegado la salvación a esta casa, le dijo Jesús, ya que éste también es hijo de Abraham. Porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido." 

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